RUS Montevideo. Clasifique usted también

Contexto. Montevideo

Montevideo, la capital más pequeña de Latinoamérica –tiene aproximadamente un millón y medio de habitantes–, es también, probablemente, la capital más tranquila debido a la ausencia de usos privativos del espacio público –terrazas de restaurantes, aparcamientos, grandes almacenes, etc.–. A diferencia de la mayoría de las ciudades de Latinoamérica apenas se ven vendedores ambulantes, con la excepción de los carritos de choripán, nombre con el que se conoce a los puestos de venta ambulante de comida.

La gran cantidad de carritos de choripán es especialmente llamativa. En algunas ciudades del interior, hay más carritos que bares o restaurantes. La vida de barrio se desarrolla alrededor de ellos gracias a los elementos generadores de espacio público de los que disponen: sillas y mesas preparadas para protegerse de la lluvia, farolas, música, seguridad, etc. En algunos lugares los carritos pierden su carácter ambulante y se convierten en espacios estables, llegando incluso a sufragar con sus beneficios la reforma de la plaza donde se asientan.  El artesano Alcides Mernies es el mayor fabricante de carritos de Uruguay y autor virtual de su estética: chapa de aluminio inoxidable plegada con diseños geométricos, chimenea trasera y decoración superior con rótulo retroiluminado y volutas metálicas recortadas.

La reciente especulación inmobiliaria es el único fenómeno que sitúa a Montevideo en su época actual desde el punto de vista urbano. En los últimos años la ciudad se ha ido estirando hacia el este más y más; tanto que sus zonas antiguas han ido quedando abandonadas y tan sólo recientemente han vuelto a despertar interés como lugar para construir hoteles en los que alojar a los turistas.

La basura en Uruguay está absolutamente asociada a los cartoneros o recicladores, un colectivo cuyo número aumentó rápidamente a principios del siglo XXI a raíz de la crisis que sufrió el país en el año 2001, después de la cual muchos de los que se vieron repentinamente pobres comenzaron a juntar cartones para venderlos. De esta forma el pequeño negocio del reciclaje se fue extendiendo y ampliando por todo el país.

Este creciente número de personas dedicadas a la recogida de cartón chocaba con el empeño de la ciudad de Montevideo en dar una imagen de ciudad europea, limpia y ordenada, razón por la que los recicladores empezaron a ser atacados por las autoridades y diversos sectores de la sociedad.

Los recicladores uruguayos cuentan además con la particularidad de disponer de caballos para tirar de sus carros, lo que les confiere una presencia urbana potente, sobre todo en el tráfico rodado. En un país en el que estos animales son muy comunes en el campo, los cartoneros son los últimos que los utilizan en la ciudad. Esta práctica supone problemas de logística, tráfico, higiene, etc., lo que les ha hecho ganarse la crítica de muchos ciudadanos y especialmente de las sociedades protectoras de animales, quienes organizan contramarchas para desactivar las manifestaciones convocadas por los cartoneros. En ocasiones la Intendencia Municipal de Montevideo –IMM– se ampara en leyes para la normativización de su tarea –necesariamente informal– para confiscarles sus carros y caballos, desposeyéndolos de sus únicas herramientas de trabajo.

Esta no es la única medida de acoso al sector de los recogedores informales; la prohibición de entrar en los vertederos municipales para separar y recoger materiales es frecuente, asunto que ha producido diversos enfrentamientos entre la policía y los cartoneros. El acceso al cartón se ha complicado más aún en los últimos tiempos debido a la instalación de contenedores de cartón de una empresa de reciclaje italiana de donde es difícil sacar el material.

Debido a estas dificultades y a la bajada de precio que había experimentado el cartón en el año 2009, numerosas personas habían dejado de trabajar como cartoneros, perdiéndose en Uruguay una forma de recuperar basura más efectiva que otros proyectos oficiales de reciclaje lanzados por el Estado y las municipalidades.

Proyecto. Clasifique usted también

El proyecto RUS Montevideo se enfocó como un servicio para los recicladores de la ciudad, intentando aportarles una visibilidad más positiva en una sociedad que los mira con recelo y los entiende fundamentalmente como una molestia.

Se han realizado infinidad de acercamientos antropológicos y etnológicos a los recicladores del Río de la Plata en la última década. El nuestro, hemanado con RUS Buenos Aires, tenía una vocación de trabajar sobre su presencia y su labor pública y ecológica.

Para ello Basurama se asoció con el diseñador gráfico y artista público Felipe Ridao, quien aportó sus visiones sobre imagen y marca a un problema que es entendido fundamentalmente como social y ecológico. Para llevar a cabo las acciones, se contó con la cooperativa de recicladores Juan Cacharpa y con la UCRUS[ref]Unión de Clasificadores de Residuos Sólidos. Sindicato formado por los clasificadores.[/ref].

El proyecto consistió en una pequeña campaña de comunicación para difundir una visión diferente sobre el trabajo de los recicladores. Esta campaña combinaba pequeñas publicaciones con acciones en el espacio público, emulando la tipografía y los medios que la publicidad uruguaya utiliza habitualmente. Constaba de una una publicación sobre el trabajo de los recicladores que ellos mismos distribuyeron, una serie de pegatinas urbanas, una pancarta urbana y un coche con megáfono, una intervención sobre los contenedores de basura, una instalación con cartones y un carrito de venta de choripán.

El proyecto tuvo un desigual impacto en los medios de comunicación más importantes del Uruguay, destacando especialmente la intervención sobre los contenedores de basura, que ocupó un espacio en todos los periódicos del país al día siguiente de su realización, indignados con el contenido provocador de las pegatinas que se colocaron en ellos. Esto permitió expresar en público una visión complementaria al conflicto de los recicladores que desde nuestro punto de vista estaba siendo tratado erróneamente. El proyecto fue una aportación más al esfuerzo que otros proyectos culturales y sociales están haciendo para que la posición de los recicladores en la sociedad cambie y su labor como agentes válidos de gestión de la basura sea reconocida.

MATERIALES
Cartón, carrito de choripán.

FECHAS
Ejecución: 6-13 marzo de 2009
Producción: 20 febrero - 6 de marzo
Exposición: 9 julio - 18 septiembre de 2009
Viaje previo: noviembre-diciembre de 2008

COLABORADORES LOCALES
Usted (Felipe Ridao)
Diseñador gráfico y artista público.
Eduardo Pérez
Reciclador, presidente de la cooperativa Juan Cacharpa.
Taller Danza
Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República.

OTROS
Lucía Fernández. Arquitecta. Coordinadora Global de Recolectores de basura de la organización inclusivecities.org.
Verónika Herszhorn. Ayudante de producción.
Jorge Meoni. Asesor social del Ministerio de Desarrollo Social del Uruguay, miembro de la cooperativa Juan Cacharpa.
Pato. Recicladora, miembro de la junta directiva de la UCRUS.
Alcides Mernies. Constructor artesano de carritos de Choripán.
Virginia Cabrera, Cecilia Monteiro, Ximena Villemur. Estudiantes de arquitectura, asistentes locales.

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