Metodología. Gestación y evolución

Desde hacía ya un tiempo recibíamos mucha información sobre todo lo relacionado con la basura en América Latina y sobre toda su creatividad emergente. Mucha gente nos contactaba desde el otro lado interesándose por nuestro trabajo y nos explicaba a su vez el suyo y las situaciones que allí vivían. El proyecto Residuos Urbanos Sólidos nace de las ganas de materializar esa energía latente y virtual y convertirla en acción física. Surgía la posibilidad, como otras muchas veces en Basurama, de realizar proyectos en colaboración con otros. En este caso, además, junto a las personas y los entornos de unos países donde la basura es tratada de manera más interesante y visible que en este otro lado del mundo.

El proyecto empieza a tomar forma en una primera estancia en Caracas en 2007, donde participamos en el festival Por el medio de la calle, organizado por Plátano Verde. Este primer contacto con América Latina nos acerca a una realidad –un entorno– y unas personas con las que empatizamos desde el primer momento. Al poco viajamos a Bogotá, en Mapateatro y con la Universidad Javeriana, en una visita igualmente intensa y emotiva. Con estas experiencias en la retina nos reunimos varias veces en nuestra base en Madrid para dar forma a una metodología de trabajo que nos permitiese nutrirnos y también aportar en estos viajes, es decir, provocar una bidireccionalidad en ese flujo de experiencias, poder llevar a cabo operaciones conjuntas y horizontales.

En 2007 realizamos otra experiencia en São Paulo, Brasil. El equipo paulistano de arquitectos Darquia nos invitó a unirnos a ellos en la rehabilitación de la plaza de Brás, en el distrito de Mooca. Trabajamos durante tres semanas de sol a sol y estando a punto de finalizar, todas las intervenciones fueron incendiadas en una noche. El conflicto que se llevaba tiempo viviendo en ese espacio público, entre los diferentes agentes –alcalde de distrito, asociación de vecinas, bolivianos que jugaban al fútbol allí, moradores da rua…–, estalló de manera violenta a través de nuestro proyecto. De ese «fracaso» aprendimos mucho y, si bien RUS no era entonces más que una posibilidad, a lo largo de los años nos hemos ido dando cuenta de que aquel proyecto fue un prototipo muy completo de lo que puede suponer trabajar en la calle en la América del sIGLo XXI: energía ciudadana, voluntad de cambios, una prosperidad innegable pero muy desigualmente repartida, conflictos políticos internos complejos, gran disponibilidad de basura recogida de manera muy ordenada, una cierta conciencia de la calle como espacio ajeno y en plena disputa, etc.

Con esas experiencias elaboramos una metodología que tenía que ser aplicable en todos los lugares a los que fuéramos y a la vez específica para cada realidad que nos encontráramos. Tenía que ser breve e intensa pero que dejara algo o mucho a cambio –físico, relacional, inmaterial…–, tenía que ser cooperativo. Tenía que ser de bajo coste. Tenía que dar cabida a las personas y problemáticas concretas de cada ciudad. Tenía que desarrollarse en la ciudad, en el espacio público, fuera de un centro cultural. Para todo ello necesitábamos trabajo horizontal, situarnos lejos de hoteles de 5 estrellas y bajar a la calle. Así nace RUS, un proyecto que irá creciendo con el aporte de todos, pasando por varios fracasos, errores y discusiones entre todos los agentes: Basurama, creadores locales, instituciones, políticos, vecinos, medios de comunicación, etc.

El proyecto Residuos Urbanos Sólidos se asienta en tres ejes claros sobre los que formaliza la acción:

RED. Trabajo colectivo en colaboración directa y horizontal con agentes locales. Intercambiar saberes y crear una red que perviva al propio proyecto. A su vez, trabajar desde la suma de sinergias enriquece el resultado y permite afrontar la complejidad de la realidad actual desde múltiples miradas. Se establece una relación horizontal con los artistas locales, tratando de no caer en el paternalismo unidireccional herendado del concepto clásico de «Cooperación internacional». RUS se pensó así como una manera de plantear diálogos que condujeran a tejer redes entre agentes españoles y latinos, pero sobre todo entre los propios artistas locales involucrados, con el interés de poder generar otras redes alternativas a las ya existentes en otros niveles.

BASURA. Procesos productivos contemporáneos, los residuos que estos generan y su reutilización. La reutilización de materiales tiene sentido a diferentes niveles: por un lado permite investigar los residuos que se producen en cada lugar y la gestión que se hace de ellos, poniendo de relevancia el sistema de consumo de cada país y los actores que participan en la cadena. Por otro lado, permite realizar proyectos de bajo coste sin una inyección económica fuerte, lo que facilita que las personas que participan puedan mantener, crear o reproducir sus propios proyectos, sin necesidad de apoyo exterior.

ESPACIO PÚBLICO. Reactivación de un espacio público o visibilización de una problemática existente. Es muy importante que los proyectos de RUS se materialicen en torno a un conflicto y en el espacio público. Los espacios de conflicto se han multiplicado en los últimos años en América Latina a medida que las sociedades se han ido abriendo, después de las décadas militares y neoliberales. Pensamos que hay que entenderlos todos ellos como una herramienta de trabajo y no como un campo de batalla. Siempre sentimos el deber de aprovechar nuestra visión y nuestra presencia como agentes externos para fomentar un debate constructivo que pueda desembocar en un cambio de situación o propiciar una perspectiva distinta, más allá de la «visibilización» o la «denuncia», que ya otros realizan. Al salir el proyecto del entorno físico del centro cultural, ya sea expositivo o performático, pasamos a entender la red de centros culturales como una plataforma que ha aportado apoyo institucional y ha funcionado como posterior soporte de difusión de los propios proyectos.

En su desarrollo en el tiempo, los proyectos de RUS constan de tres fases cronológicas:

1. Viaje previo a la ciudad de destino. El objetivo de este viaje es conocer personalmente a los agentes y actores locales y establecer el contacto inicial con el entorno, la cultura y las personas. El Centro Cultural, la gente, los conflictos, las circunstancias, colectivos, asociaciones, las ONG, artistas, teóricos, arquitectos, universidades, etc… Enseguida aparecen los conflictos y las oportunidades donde poder investigar y trabajar. Tratamos de investigar «por abajo», pero con una vocación muy extensiva, dejándonos sorprender, saltando de una cosa a otra, tratando de no caer en la clásica lista de «artistas reconocidos internacionalmente». Es muy importante que sean proyectos que los locales puedan considerar como propios. En este viaje inicial se genera una inercia que pone en marcha todo el proceso, para poder volver a Madrid con las sensaciones y la información suficientes para desarrollar un proyecto sensible al lugar, sin olvidar la obligación inexcusable de aportar una visión extranjera. Dada la brevedad de la estancia en el país, el trabajo previo resulta muy importante para poder llevar a cabo una actuación eficaz.

2. Laboratorio de ideas en Madrid. Tiempo para organizar el material documentado, poner en común las experiencias y diseñar el plan. Mantener la intensidad en el contacto con los agentes locales y desarrollar en común el proyecto.

3. Proyecto en la ciudad destino. Es en este momento cuando todo toma forma y acción pura. Durante aproximadamente tres o cuatro semanas, nos juntamos con los diferentes colaboradores para repensar y construir in situ los prototipos diseñados y llevar a cabo las acciones pensadas y otras muchísimas actividades –a veces demasiadas– que van surgiendo una vez que el proceso ha detonado y se ha convertido en un torbellino en el que caben debates, talleres, presentaciones, visitas, acompañamientos, creadores que aún no conocíamos… Esta fase concluyó en algunos lugares con la inauguración de una exposición –diseñada y montada en tiempo récord– en el Centro Cultural de España correspondiente, donde se muestra la documentación recogida en el viaje previo, el proceso de la intervención local y las experiencias RUS en anteriores países, que se van sumando a la exposición. En algunas ocasiones, el proyecto ha continuado a partir de la red generada, que ha seguido trabajando con el material aportado o el sistema producido, o que ha generarado otros proyectos y relaciones.


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