RUS Lima. Autoparque de Diversiones

Contexto. Lima

A lo largo del siglo XX el modelo urbano se ha caracterizado por una presencia progresiva y masiva del uso del automóvil. Ciudades extensivas cuyo objetivo final es proporcionar la máxima movilidad para los vehículos rodados, dejando en un segundo plano al peatón, incluso en el centro de las ciudades. Lima no es una excepción. Un planteamiento urbano desbordado por la realidad, un crecimiento informal indiscriminado y una red de transporte público deficiente han acentuado estas características, en las que el peatón es un elemento secundario y el espacio público se encuentra en proceso de abandono y degradación.

En este contexto de abandono del espacio público nos encontramos con las vías abandonadas del tren eléctrico, una mega apuesta por el transporte público frustrada. El tren eléctrico de Lima comenzó a construirse en 1986 como proyección de una Lima moderna, pero nunca se terminó. Promesa eterna de cada nuevo presidente del Perú y del alcalde de Lima de turno e incumplida por todos ellos, está muy asociado al primer gobierno de Alan García. Esta estructura es probablemente el residuo urbano más interesante de la ciudad. Por su forma, –una plataforma lisa de hormigón de 9 metros de alto por varios kilómetros de largo sin ningún punto por el que acceder a ella–, pero también por su historia inconclusa y por la herida abierta que suponía[ref]Finalmente, en julio de 2011, se inauguró un primer recorrido de toda la red viaria prometida. Para ello se derribó todo lo que había sido construido anteriormente –incluida la zona donde se instaló el Autoparque–, y se volvió construir de cero.[/ref], una situación indefinida que afecta a casi toda la población limeña.

La plataforma elevada es interesante también por ser potencialmente un espacio público, un gran paseo lineal, negado a una ciudad donde caminar a ras de suelo supone ser atropellado, ensordecido o al menos contaminado por los coches que la tienen tomada. A su paso por el barrio de Surquillo, su parte baja resulta ser un extraño espacio público: su césped se llena de parejas y familiares que esperan su turno para un hospital que hay al lado, resguardados del sol bajo la sombra de la plataforma. En el resto de Lima, en cambio, los parques suelen estar vallados como fortalezas y suponen brechas más que vacíos urbanos que conectan.

Una imagen se repite por toda la ciudad: el acero que sobresale de los pilares de las viviendas –y en los pilares del tren eléctrico– apuntando al cielo. Este paisaje urbano es la formalización de un deseo común, de una sociedad esperando eternamente para «seguir creciendo».

Proyecto. Autoparque público de Diversiones

RUS Lima consistió en la recuperación del espacio público generado por el abandono de la vías del tren eléctrico de Lima, un residuo urbano fuertemente simbólico en la ciudad. Se aprovechó su condición de infraestructura urbana ya consolidada y se reutilizó como soporte para la instalación de mútliples juegos públicos: el Autoparque de Diversiones. Esta manera de afrontar el nuevo uso suponía una clara acción de celebración del espacio público y a la vez una reflexión ciudadana.

El proceso contó con dos líneas de actuación fuertemente marcadas: el trabajo en red con otros colectivos y la construcción low cost. Esto nos permitía aprender y poner en práctica técnicas constructivas y gráficas locales para adaptarlas a otros objetos. A su vez permitía que el proceso fuera compartido para después ser apropiado, repetido y mejorado por los propios vecinos tras esta primera experiencia.

Se invitó a la comunidad del barrio de Surquillo y a diversos artistas locales. Entre todos se ideó una serie de atracciones y juegos, así como otro tipo de intervenciones del imaginario colectivo, con el objetivo de ofrecer un espacio de diversión para niños y para mayores. Artefactos clásicos de un parque de atracciones pero accionadas por personas en lugar de por motores: el toro mecánico, las sillas voladoras, el tren fantasma, el barco pirata, los pilares coloridos, el ambiente de fiesta, el neón… así como la posibilidad de completar con tu propio cuerpo colgado de un cable –tirolina– el recorrido truncado del tren eléctrico. La invitanción era clara: ¡Súbete al tren fantasma!. También se reimprimió y se distribuyó en el entorno de la intervención el mapa-folleto Lima 2427[ref]Se puede consultar en www.lima2427.pe. Según el ritmo de construcción hasta la fecha, la red del tren electríco concluiría en el año 2427.[/ref] diseñado por Camila Bustamante, donde se podía consultar la red de líneas completa que hay proyectada oficialmente para el tren eléctrico.

Para la ejecución del proyecto se propuso activamente la autoconstrucción con bajísimos recursos y materiales reutilizados. Se utilizaron piezas de coche y neumáticos como forma de reflexión paradójica al respecto del transporte público y privado. La construcción de los prototipos se realizó en La Casa de la Juventud del barrio de Surquillo, muy cerca del lugar de intervención. Para unificar toda la intervención y a la vez visibilizar la actuación se trabajó con la llamada gráfica chicha[ref]Cartelería típica limeña utilizada para anunciar conciertos de cumbia y fiestas de música chica y folklórica muy presente en el imaginario local.[/ref]. Se obviaron las letras de los carteles y se imprimieron sólo los colores de fondo, que sirvieron para empapelar los grises pilares de hormigón. Sus colores vivos y fosforescentes aportaron gran intensidad cambiando radicalmente el aspecto del lugar.  El neón reutilizado Deseo, de Sandra Nakamura, simbolizaba muy claramente la necesidad de recuperar la capacidad de desear –»volver a desear» cómo cuando erámos niños, pero también, por ejemplo, «desear» una infraestructura[ref]»Desear» una infraestructura representa de alguna manera el paradigma de la lucha entre ciudadanía y poder, urbs y civitas que todos los ciudadanos llevamos dentro: la lucha por desarrollar nuestra vida y cumplir nuestros sueños y deseos en un marco que nos es dado, pero que también sabemos que podemos y debemos construir.[/ref].

Proponer una intervención con vocación de permanencia, autogestionaria, entregada a la ciudad para que la disfrute y la defienda en un espacio que ya funcionaba como un espacio público suponía un reto para nosotros y para la ciudad. Era necesario, además de ofrecer atracciones divertidas, aportar un espacio rico, complejo, resistente y de calidad, sabiendo que el vecindario y especialmente sus niños, son el público más exigente. Aunque el proyecto duró apenas dos semanas instalado[ref]El Autoparque fue desarmado por la Municipalidad con la excusa del comienzo definitivo de las obras de reconstrucción de las vías, aunque esto no ocurrió, como era de esperar hasta mucho más tarde. Hoy en día se ha derruido del todo para volver a construir otra infraestructura nueva.[/ref] –funcionando con gran intensidad a cualquier hora del día–, la estrategia y la metodología del proyecto han permanecido y se han replicado después en otros lugares de la periferia de Lima. El proyecto se transformó así en una herramienta de actuación sobre determinadas realidades sociales y culturales.

Los colectivos locales que participaron y construyeron esta primera iniciativa de RUS Lima, han generado su propia red, se han apropiado del proyecto y lo han vuelto a repetir en otros contextos sociales de Lima, adaptándolo a cada situación y trabajando en colaboración directa con cada comunidad. El proyecto se llamó después Parques Autoarmables y tenía intención de continuidad y de multiplicarse en otros lugares. La segunda construcción después de las vías del tren eléctrico fue el Parque Autoarmable con material reciclado Nueva Esperanza en una barriada de Pachacutec-Ventanilla, donde suele trabajar el grupo C.H.O.L.O., que también participó con nosotros. El tercer Parque Autoarmable se construyó meses más tarde en el poblado de Canta Gallo-Rima.

El proyecto contó con el apoyo de la Municipalidad de Surquillo, así como con la participación de su comunidad en varios niveles, desde su grupo de jóvenes ambientalistas Fuerza Juvenil hasta sus serenos, el alcalde, su personal de limpieza, las tiendas de la zona, las llanterías que cedieron el material, etc.

 

 

MATERIALES
Neumáticos y cuerdas.

FECHAS
Ejecución: 25-29 enero de 2010
Producción: 14-24 septiembre de 2009
Viaje previo: abril 2009

COLABORADORES LOCALES
Christians Luna
Artista y performer.
Sandra Nakamura
Artista visual.
Camila Bustamante
Diseñora gráfica residente en Amsterdam.
El Cartón
Colectivo de estudiantes de arquitectura.
C.H.O.L.O.
Grupo de arte y cultura emergente.
Playstationvagon y El Codo
Artistas plásticos.
Colectivo Motivando Corazones
María Pía Raschio y Diego Alonso Rossell

OTROS
Municipalidad de Surquillo y el grupo ambientalista Fuerza Juvenil.

ACTIVIDADES
Construcción de los prototipos en la Casa de la Juventud de Surquillo.
Inauguración del Parque. 29 enero 2010.
Exposición. "RUS Lima, AutoParque de Diversiones Público" en Centro Cultural de España en Lima. 5 febrero 2010.

DOCUMENTACIÓN EN VÍDEO
Karen Bernedo. Artista visual.
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