Proyecto.
La ontología define objeto como un individuo sustancial dotado con todas sus propiedades sustanciales, en particular la propiedad de cambiar.
Efectivamente, a través del uso de los objetos se produce un cambio en los mismos conocido como «memoria de los objetos». Este lento proceso de adquisición de memoria es fundamental, ya que en última instancia supone que un objeto acabe siendo basura o se convierta en un tesoro personal único.
Pero esta memoria, aunque muy poderosa, es a la vez muy frágil. Si en el momento en que un objeto cambia de manos no se transfiere su memoria al nuevo dueño esta se pierde, dejando al objeto nuevamente en peligro de convertirse en basura.
En un experimento nunca realizado hasta la fecha, esta instalación trataba de producir una transferencia de memoria desde una serie de objetos de la coleción del Museu de la Vida Rural a unos plásticos cualesquiera provenientes de los invernaderos de la zona. Las últimas teorías apuntan a que este proceso, aunque lento y complejo, podría ser posible.
Para que la transferencia sea efectiva es necesario que las personas circulen a través de unos contenedores específicamente diseñados para tal fin observando los objetos rurales a través de las superficies de plástico. Es en este acto de observación en el que la transferencia podría producirse con éxito.
Los objetos rurales que formaban parte de este experimento pertenecieron a personas que los usaron para trabajar, realizar tareas del hogar, desplazarse y en general, tener una mejor vida. Muchos fueron hechos a mano y algunos debieron ser reparados numerosas veces para seguir dando servicio. En todos ellos podía observarse con facilidad los arañazos, las marcas de uso y el paso del tiempo.
El plástico sin embargo es muy resistente a la memoria. Las cadenas de polímeros que lo componen impiden que los recuerdos penetren con facilidad en su estructura y, gracias a su alto peso molecular, el sudor, la tierra, las palabras y otras sustancias transportadoras de recuerdos pueden eliminarse fácilmente de su superficie.
Con este experimento quisimos constatar si la evolución tecnológica es esto, que los objetos pasen menos tiempo con nosotros para que no puedan adquirir una memoria que nos impida reemplazarlos por otros nuevos.
Contexto.
Esta instalación formó parte de la exposición Plàstic, organizada por el Museu de la Vida Rural y comisariada por Núria Vila.
Ante el reto de tratar un tema y un material ajeno a la colección permanente del museo, quisimos indagar las posibles conexiones entre ambos mundos, pues más allá de la visión romántica que podemos tener de la vida en los pueblos, la realidad contemporánea es que los plásticos forman parte del modelo de vida rural tanto como cualquier otro objeto.
La visita a los almacenes del museo, donde se acumulan numerosos objetos donados por personas de la zona, nos impulsó a tratar de entender por qué unos objetos pueden pertenecernos décadas y pasar de generación en generación y otros durarnos en las manos menos de unos minutos.