Refugio Climático en el Círculo de Bellas Artes

Instalación
Madrid, España
2024
Madera, pupitres escolares, mobiliario de terraza y plantas donadas.

Contexto.

El concepto de refugio ha estado fuertemente unido al ser humano desde los comienzos de su existencia, siendo la primera necesidad que pudo resolver a través del empleo de los elementos que la naturaleza le podía proveer.

Desde aquellos primeros actos de transformación espacial que podríamos entender como protoarquitecturas, los sistemas constructivos y los programas de uso se han ido complejizando, adaptándose a una necesidad de refugio que aunque siempre ha estado presente, ha ido modificando continuamente su planteamiento.

Así, la historia de la arquitectura está cuajada de ejemplos muy diversos que van desde los jardines secretos medievales a las atomurbians estadounidenses, pasando por los muy diversos tipos de castillos, ciudades fortificadas, cabañas o blocaos.

En este punto de la historia surge una nueva amenaza: nuestra creciente explotación de los recursos y el empleo de combustibles fósiles ha generado un paulatino aumento de la temperatura global, fenómeno conocido como Cambio Climático. La consecuencia directa del Cambio Climático es la alteración del balance terrestre, la desaparición de glaciares o el incremento de fenómenos meteorológicos extremos, entre otros.

Todos estos fenómenos de carácter medioambiental tienen como consecuencia la aparición de movimientos migratorios, crisis sanitarias, inseguridad alimentaria o conflictos por el acceso a recursos.

Y es en las ciudades modernas donde todos estos fenómenos se concentran y donde más intensamente se experimentan los efectos del cambio climático. La mayoría de personas vivimos hoy en día en aglomeraciones humanas donde la calidad de vida en términos ambientales es cada vez peor. Siendo un proceso ya prácticamente irreversible, surge la necesidad de paliar sus efectos para convivir con ellos y encontrar medidas que den cobertura a las personas con menos recursos.

 

Proyecto.

En este contexto surge la propuesta del Círculo de Bellas Artes de transformar uno de sus espacios más insignes, el Salón de Baile, en un refugio climático durante el verano de 2024. Para nosotros este encargo supuso la posibilidad de reflexionar sobre un nuevo arquetipo de refugio y abordarlo desde un cuestionamiento crítico y propositivo.

¿Puede un lugar de refugio ser también un espacio de pedagogía ciudadana? Más allá de cubrir una necesidad venida de la urgencia medioambiental, ¿puede ser un modelo que nos permita generar nuevos modelos urbanos que fomenten espacios más deseables? Fuera del formato temporal, cultural y artístico, ¿podemos exportar este modelo a otros lugares de la ciudad? ¿Podemos generar estos lugares aprovechando recursos urbanos que ya tenemos?

Estas preguntas nos llevaron a idear la instalación como un espacio de encuentro, de exploración, de aprendizaje, de experimentación sonora y de cuidado de las plantas. Un lugar donde los materiales empleados fueran reutilizados o tuvieran una segunda vida.

Así, el mobiliario se construyó con pupitres de colegios e institutos de Madrid, las plantas fueron cedidas por el Vivero de Estufas del Retiro y los bancales se asignaron a diversos espacios municipales o se almacenaron para futuras reediciones.

La instalación contaba también con una guardería para plantas hecha con mobiliario de terraza de bar, pensada para aquellas personas que necesitaban cuidados para sus plantas durante la vacaciones.

A la carga histórica de ese espacio, la magnitud de los elementos arquitectónicos que lo integran y los detalles decorativos de inspiración natural, se superponía una exuberancia vegetal que tamizaba la luz e invitaba al visitante a descubrir los diferentes microespacios de la instalación. El espacio contaba además con la activación sonora ‘Permanencia Vegetal’, desarrollada específicamente para este espacio por la artista Sayaka Fujio de la Escuela SUR.

Esta instalación de un verano nos ha enseñado la importancia de tomar medidas a una escala colectiva. Enfocar la adaptación climática de manera comunitaria evitará el aumento de las desigualdades que trae esta crisis.