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¿No es un basurero un lugar lleno de objetos desprovistos de uso? Desde ese punto de vista podríamos considerar el centro de las ciudades, repleto de viviendas vacías, un basurero habitado. La vivienda, los edificios, los solares son objetos que no escapan a las reglas de la sociedad capitalista. Graves son los rigores de la falta de vivienda asequible en las ciudades españolas, pero aún así prevalece el derecho a mantener lugares abandonados en los lugares estratégicamente mejor situados.

Los seres humanos estamos acostumbrados a vivir entre basura, porque hemos aprendido a no reconocer lo que de basurero tienen los lugares en los que vivimos. La ciudad sufre gravemente de los rigores de la sociedad postindustrial. Hemos fabricado tantas viviendas como transistores o pantalones vaqueros, con el problema de que las viviendas vacías no las podemos desechar tan fácilmente por su difícil transporte y elevado peso.

Mientras tanto, semejante cantidad de espacios vacíos en la ciudad nos colocan en una situación inusitada. La posibilidad de replantarnos la forma de vida en el centro de las ciudades nunca ha sido tan ventajosa como ahora lo es. Ante este panorama de amenaza de basura en forma de vacíos urbanos, nos queda la posibilidad de formular ideas que los saquen del abandono y que a nosotros nos conviertan en sujetos activos, protagonistas de la realidad urbana.

Basurama documentó los solares vacíos del centro de la ciudad de Lleida y realizó, en forma de maqueta, dos propuestas espaciales para llevar a cabo en los mismos, con un programa destinado al ocio y al servicio público de los leridanos. Una transformación que se podría hacer simplemente con elementos, mobiliario, infraestructuras provenientes del centro de tratamiento de residuos de la ciudad.
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