Autoparque en Ben Guerir
Auto-Más fotos del proyecto aquí.
Contexto
Ben Guerir es una ciudad marroquí de algo más de 80.000 habitantes situada al norte de Marrakech. Como tantas ciudades del mundo, Ben Guerir ha experimentando un rápido crecimiento urbano a los largo de la la década de los 2000, basado en el establecimiento de una trama urbana regular compuesta por grandes vías sobredimensionadas para las necesidades reales y una red de plazas de idéntico diseño que estructuras el nuevo territorio.
Estas plazas se componen de una distribución genérica de palmas, pérgolas y bancos sobre un suelo duro de color rojizo.
En una ciudad en la que el impacto del sol es grande, resulta irónico observar cómo las pergolas arrojan sombra a varios metros de distancia de los bancos que cobijan. Sin embargo cumplen una segunda e inesperada función, sirviendo de elemento para trepar y jugar a los niños del colegio aledaño.
Con parte del festival Street Art Caravan, financiado por el British Council, Basurama fue invitado a construir un espacio de juegos en una de estas muchas plazas.
Proyecto
En colaboración con un colectivo de carpinteros de Casablanca, artesanos y constructores de la ciudad y el centro de formación de mujeres aledaño a la plaza, Basurama construyó un espacio de juegos.
Más allá de cumplir la función de activar la plaza como un espacio de juegos y encuentro, el proyecto pretendía prototipar un modelo de mejora de la red de plazas de la ciudad.
Empleando las pérgolas de la plaza, la instalación lanza dos grandes cubiertas textiles que arrojan una sombra más amplia sobre el espacio y alivian la sensación de calor de los usuarios.
Bidones empleados para el transporte de aceite, palés y cajas de fruta se adosan a una estructura de metal y madera que quedando en el centro de la plaza genera una serie de espacios más adecuados a la escala humana y al encuentro casual de personas.
El proyecto aborda cuestiones que se nos plantean en muchos casos. El nivel de riesgo que como adultos estamos dispuestos a asumir respecto al nivel de riesgo que los niños desean asumir. La gestión posterior de los proyectos cuando los eventos programados finalizan. Los mecanismos eficaces de empoderamiento y activación de las comunidades, que permiten saltar de una actitud asistencialista a una experiencia real de colaboración.