Zabbaleen

 

 

 

La zona de Manshiet Nasser se presenta como lugar de contraste, como un paisaje de crecimiento contrapuesto al resto de la ciudad. Mientras hoy en día el modelo dominante es el crecimiento extensivo, los zabbaleen crecen hacia arriba, mirando al cielo y trasladando la vida a los tejados. Sus casas son un yacimiento histórico, base para leer la ciudad a través de sus desechos. Como en un vertedero, van acumulando basura en las plantas bajas reduciendo el espacio común a calles de paso huyendo hacia arriba para encontrar intimidad.

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Los desechos producidos por los 20 millones de personas de El Cairo sirven de asfalto para las calles de garbage village mientras los habitantes arañan espacio al cielo para construir sus viviendas lejos del suelo que han macizado con los residuos. Buscando el aire extienden la sombra en los callejones.

Los zabbaleen viven con la posibilidad de un crecimiento continuo, dejando los tejados llenos de hierros que esperan el siguiente estrato social, a la siguiente generación de recolectores.

Las azoteas se convierten durante esta espera en el espacio público del barrio, el campo donde pastan las ovejas o se guardan las gallinas, el único lugar libre de bolsas de basura.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

RUS Quito III. La construcción relacional

La última semana del proyecto RUS Quito consistió en construir el espacio de manera relacional y experimentarlo desde las posibilidades de uso, generando, además, cruces entre agentes culturales diferentes y ampliando la oferta cultural del Centro. Aunque el proceso de construcción se retrasó y hubo poco tiempo para desarrollar esta fase, finalmente se produjeron varias actividades interesantes.

Se realizó un taller de rotulación popular, con el maestro rotulista David Hinojosa  venido para la ocasión desde Guayaquil, con el objetivo de aprender las técnicas manuales de tipografía. La comunidad podría hacer suya la técnica y así poder rotular las fachadas para aumentar la visibilidad hacia el exterior de las actividades que se realizan en el interior del Centro Cultural. Fue muy instructivo y divertido. Fue coordinado con la artista-diseñadora , Ana Lu Garcés, que lleva años estudiando sobre gráfica popular en Quito.

El colectivo de artistas El Bloque se unió la última fase al proyecto y pensaron una intervención que consistía en colocar dos carteles de ADVERTENCIA en la puerta del centro con un mismo mensaje pero con distintas formas de afrontarlo. La comunidad debía decir dos semanas después con cual de ellos se quedaban.  Los chicos de El Bloque propusieron durante las semanas siguientes unas jornadas de diálogo y reuniones con la comunidad para pensar las estrategias de seguridad y las políticas del espacio en el centro cultural.

Se realizaron cuenta-cuentos coordinados por Mundo Juvenil; hubo cine de verano (se proyectó la película quiteña «Que tan lejos» de Tania Hermida); un concierto móvil por el barrio en Bicichiva para abrir el espacio a La Ferrovaria y una jornada cultural-festival con ritos a la Pachamama (PUKA INTI) danzas folclóricas (Balcón Quiteño y Pacha Callari) y un concierto de fusión andina (IRK).

La construcción cultural del centro y la relación con el barrio son procesos lentos y complejos que no pueden abarcarse en un proyecto como éste de apenas tres semanas. Pero si pueden ser la chispa de posibles fuegos. El pretendido intercambio Norte-Sur de la ciudad (germen y motor del proyecto) para romper las barreras sociales y culturales de las dos ciudades se delató como una tarea inabarcable. A cambio se difuminaron otras barreras que estaban más cerca y no eran tan evidentes.

Muchas gracias a Henar por hacer posible este proyecto. Y a los Tranvía Cero y a los Alborde y a El Bloque y a la Comunidad de Pacha Callari. A la chicas de Mundo Juvenil, a Analu y a Pancho que documentó en vídeo el proyecto y que podremos ver en breve. A toda la buena y cariñosa gente con la que nos hemos encontrado en Quito.

RUS Quito II. La construcción física.

La segunda semana del proyecto RUS Quito la dedicamos a intervenir físicamente el espacio público del Centro Cultural Pacha Callari. Fue la semana de la construcción material. Después, la última semana, se trabajó en la dinamización del espacio: la construcción relacional (la contaremos en otro capítulo).

Trabajar en colaboración con otros nos ha aportado mucho a lo largo de todos estos años. En este caso, trabajar con los arquitectos Alborde (David, Esteban y Pascual) ha sido especialmente instructivo en el proceso creativo. Hemos convivido unos días en su estudio (comiendo y cocinando en su cocina) y el resto hemos estado trabajando mano a mano en el espacio con la ayuda de mayores y pequeños de la comunidad. Trabajar con Tranvía Cero nos ha proporcionado muchas claves de organización y relación con la comunidad, además de alegría y mucho afecto.

La idea básica de la intervención era generar espacios de socialización en el límite del supuesto espacio público del Centro Cultural. Intervenir en un pequeño residuo sólido urbano: la valla (malla en latinoamérica). Si resultó inviable eliminar la valla por deseo de la comunidad (razones de seguridad y comodidad), las utilizamos como soporte para generar sombras y bancos. Si no puedes con el enemigo únete a él. Además así se generaba un graderío que necesitaban, pero un graderío circular frente al clasic unidireccional (el círculo está muy presente en su identidad y la danza se realiza en círculo).

Para ello se trabajó con lona reutilizada y con las maderas conseguidas en las empresas. Las lonas se cortaron linealmente en tiras y se han retorcido y estirado hasta formar tensores con capacidad de soportar una tensión importante. Estas cuerdas  son el elemento estructural que define y soluciona todo el proyecto (soporta las cubieras y los bancos). Se han construido dos cubiertas autoportantes (para la sombra y para la lluvia, con sistema de desague) formando una estructura tridimensional que se equilibra a sí misma.

Se diseñaron in situ las posibilidades de ejecución, produciendo una experimentación del material a la vez que construíamos. Durante el proceso de construcción y experimentación se convivió y se trabajo en grupo, compartiendo juntos la comida y el buen humor. Ha sido un proyecto de proceso que se ha ido escalando a las posibilidades.

Las herramientas utilizadas más sofisticadas han sido una sierra de calar, un taladro y una grapadora. El cúter la más utilizada, y los nudos se han erigido como el detalle construvio esencial del proyecto. Detalles que hubieran sido imposibles dibujar y diseñar previamente en Autocad.

Es sin duda el proyecto más low-tec de Basurama. Ni bridas ni cables de acero. Y todo gracias a los Alborde. Nosotros hemos aprendido mucho de ellos, como en toda colaboración directa. No estamos tan seguros si al revés también se ha producido ese intercambio. ¡Esperamos que sí! Igualmente con el intercambio que se ha producido con la comunidad. En el próximo post contamos las actividades generadas y la apropapiación del espacio por ellos.

RUS Quito I. Diálogo con la comunidad.

El sur de Quito y el Pichincha

Quito es una ciudad lineal, fácil de orientarse por la presencia al oeste del enorme volcán Pichincha. Marcada fuertemente por la separación física y simbólica entre el norte y el sur, separados por el Monte del Panecillo, justo en el centro histórico. Una separación social y cultural muy fuerte. El norte apenas se relaciona con el sur y viceversa.

Este es el contexto inicial en el que se está desarrollando RUS Quito, un proyecto que consiste en la construcción/acondicionamiento de un espacio de carácter público donde se favorezca el intercambio social y cultural entre diferentes agentes. Para ello estamos trabajando con el colectivo de arquitectos Al Borde en la ideación y construcción del espacio a partir de material desechado y con Tranvía Cero, que han gestionado la relación con la comunidad, ya que el proyecto se enmarca dentro del Encuentro de Arte Urbano AL ZUR-ICH 2011 que organizan ellos y que tiene como marco el arte urbano y la comunidad. Se están llevando a cabo otros siete proyectos, principalmente de artistas ecuatorianos.

El objetivo inicial era provocar un marco global de cooperación entre agentes diversos que habitualmente no trabajan conjuntamente. En un plano diferente también se planteaba un cruce entre el “Norte” y el “Sur” de Quito, entendidos ambos términos en un sentido literal y conceptual. Se trata de generar conexiones entre ámbitos urbanos que habitualmente son independientes y permanecen estancos. Un intercambio cultural en dos direcciones de aprendizaje mutuo. Aunque se mantiene la idea básica de intercambio cultural, este objetivo de cruces entre el «Norte» y el «Sur»se ha modificado y adaptado al entrar en el proyecto un actor importante: la «comunidad» que gestiona el espacio de la intervención.

La primera semana ha consistido en elegir este lugar, un espacio abierto al barrio (pero cerrado con vallas) gestionado por una comunidad de un barrio al sur de Quito, la Ferroviaria Alta. Se trata del centro cultural Pacha Callari, un pequeño proyecto cultural construido y autogestionado por los propios vecinos del barrio donde se imparten clases de danza folclórica, música y una escuela de arte. Por falta de tiempo, al tratarse de un proyecto intensivo de tres semanas, no se pudo concretar el proyecto inicial en La Mena 2 (otro barrio al sur) con una historia interesante de luchas vecinales y tradición inmigrante.

A partir de ahí, se realizaron dos transparentes jornadas de diálogo con la comunidad, con los que gestionan y usan el centro cultural. Se habló de deseos, de sueños, de futuro y sobre todo de pasado e identidad. Se evitó preguntar directamente ¿Qué necisidades tienen? y en cambio indagar a cerca de ¿Quiénes sois?. Se elaboraron dinámicas para conocer cómo se relacionan con el barrio, qué percepción tiene el centro cultural desde los otros vecinos, la necesidad o no de abrirse a todos, la ilusión de consolidarse una referencia de autogestión cultural en la ciudad y afloró el clásico miedo de la inseguridad, la necesidad de vallar el espacio, etc.

Al participar en el festival AL ZUR-ICH (arte y comunidad) sumado al deseo de  apropiación y continuidad del proyecto hacen de RUS Quito el primer proyecto de la serie de RUS que trabaja directamente con una comunidad que no sea de artistas o de recicladores. Pero, ¿qué es exactamente » una comunidad»? ¿qué significa trabajar con «la comunidad»? ¿qué papel tiene el arte en este tipo de proyectos procesuales? ¿y la arquitectura?. Muchas preguntas por responder en el proceso y muchas más por generar.

También durante esta primera semana hemos estado trabajando en la consecución de basura, es decir, los materiales para la construcción física del proyecto. Como siempre, en latinoamérica encontrar basura no es fácil, ya que casi nada es basura y todo se vende. Gracias a la gestión de Mundo Juvenil, que ya tenía contactos con empresas con excedencias de material debido a un taller realizado hace unos meses con Santi Cirujeda y los Makea, pudimos conseguir un pequeño abanico de posibilidades. Finalmente se ha decidido trabajar con lona (de publicidad y de un castillo hinchable) y madera sobrante de una empresa de columpios (palets y madera variada).