Tres advocaciones de la crisis urbana a comienzos del s.XXI: “Tsunami Urbanizador”, “Ciudad-Basura” y Arquitecturas de Prestigio

Autor: Ramón López de Lucio

1.

Escribo estas líneas en plena Semana de la Arquitectura y de la Feria de la Construcción ( IFEMA, octubre 06), poco después de la presentación del libro de Ramón Fernández Durán, El tsunami urbanizador español y mundial [1] y de la exposición de BASURAMA en la Casa Encendida, cuya publicación paralela [2] contiene demoledores trabajos del filósofo José Luis Pardo y de Rem Koolhaas, a los que me referiré más adelante.

Resulta inmediato el paralelismo entre la denuncia de Fernández Durán al rapidísimo y al parecer imparable proceso de urbanización/ consumo de territorio que caracteriza a España (caso exasperado e inmediato a nuestra experiencia cotidiana) pero también a muchos otros países, y la conceptualización de los “lugares basura” y de la “ciudad basura” por parte de Pardo y de Koolhaas ,como extensión a ámbitos espaciales cada vez más extensos de los “no lugares”[3] que pueblan la “ciudad genérica”.

La tesis que defenderé en estas líneas es la extensión de tal correlación a un “tercer vértice”, el de las arquitecturas singulares o de prestigio. La crisis de los territorios urbanos contemporáneos se puede entender así desde la estrecha complementaridad entre tres manifestaciones, al parecer distantes, pero en mi opinión estrechamente relacionadas:

  • por un lado, el acelerado proceso de urbanización como expresión de la conversión de los productos inmobiliarios básicos—la vivienda en particular—de bienes de uso en objetos de consumo masivo, en alternativas de inversión financiera y/o en sumideros de dinero negro.
  • en segundo lugar, el retroceso de los “lugares” urbanos significativos, difuminados por la marea de los tejidos y de los enclaves basura y de sus correspondientes e hipertrofiadas infraestructuras de movilidad.
  • y por fin, en tercer término, el auge de los edificios singulares de prestigio, envueltos en una creciente parafernalia mediática, que funcionan como auténticas “pantallas” para ocultar las anteriores realidades—frente a la opinión pública, los ciudadanos o los estudiantes de arquitectura–,  erigiéndose en objetos reverenciales ante cuyos inmaculados altares se expian ( y se olvidan) tan incómodas evidencias.

2.

Fernández Durán nos explica, con su acostumbrada claridad crítica , como el ámbito inmobiliario se ha convertido en  elemento central del sistema financiero internacional   ( escalada de préstamos, inversiones de los fondos de pensiones, etc).; como los sectores de la construcción y el consumo son los motores básicos del crecimiento económico tanto en España como en EEUU y en otros países; o como los “inversores-especuladores”, foráneos e internos,  así como los demandantes de segundas o terceras residencias son los que mantienen la desaforada demanda de vivienda, en particular después del pinchazo en el año 2000 de la “nueva economía”, coincidiendo con tipos de interés muy bajos y con plazos de amortización cada vez más dilatados.

Pero no solo el sector residencial-turístico es el responsable del “tsunami”: en muchos lugares, y en particular en España, las grandes infraestructuras de movilidad , indispensables para poner en valor el territorio y paso previo imprescindible para su urbanización, manifiestan un ritmo trepidante. Piénsese en los 6000 nuevos kilómetros de autopistas ( que sumar a los 11000 ya existentes)  y los 9000 de alta velocidad ferroviaria ( a añadir a los 1000 actuales), además de las ampliaciones de puertos y aeropuertos, que contempla el reciente Plan Estratégico de Infraestructuras de Transporte (PEIT). Su inversión total alcanza los 250000 millones de Euros, más de 40 billones de pesetas (compárese con el presupuesto, de por sí gigantesco, de reforma de la M-30 madrileña, estimado en 5000 millones de Euros).

El territorio, casi cualquier territorio—las costas, las áreas de montaña, las regiones urbanas con radios que pueden alcanzar los 80/100 kilómetros para la vivienda permanente y los 200/250 para la secundaria—se convierte en objeto de consumo que ahora se gestiona y produce de acuerdo con las más sofisticadas técnicas de marketing, apoyándose en potentes andamiajes técnicos, financieros y jurídicos. No en vano siete de las once mayores constructoras del mundo son en este momento, nominalmente, españolas. Como lo es el principal operador mundial de autopistas de peaje (Albertis).

Si a lo anterior añadimos la dimisión de la ordenación territorial y la práctica total autonomía de los municipios que, amparados en las medidas liberalizadoras de los gobiernos del PP ( Ley del Suelo de 1998, etc), se afanan en rentabilizar de la manera más rápida posible sus antiguos terrenos rústicos mediante Planes que reclasifican suelo para miles o decenas de miles de nuevas viviendas, tenemos dibujada la base en que se asienta el huracán urbanizador. Que en nuestro país supone que tan solo en una década (1990-2000) se haya urbanizado hasta un 25% de nuevo suelo respecto al total procedente de la historia urbana completa de nuestros pueblos y ciudades ( en la UE-15 la tasa, ya de por sí elevada, fue solo del 6% en la década) [4].

 

3.

Este rapidísimo proceso de urbanización y construcción tiene un carácter disperso y fragmentario, ya que ahora es la red mallada de autopistas estatales y regionales la que proporciona accesibilidad—a la vez  que aisla—a las nuevas grandes piezas de crecimiento. Ya no se construye o proyecta “ciudad” ( compleja, compacta, continua), más bien fragmentos desdensificados y homogéneos: barrios-dormitorio, urbanizaciones residenciales, parques de actividad, Centros Comerciales, etc.

Fragmentos que pueden alcanzar varios centenares de hectáreas y decenas de miles de viviendas, que surgen de la nada en lapsos de tiempo relativamente breves, 5, 10 ó 12 años. Sin historia, sin referentes, sin símbolos, sin nodos de urbanidad reconocibles.

Tan solo el Centro Comercial como sumidero de actividad, como auténtico agujero negro gravitacional que absorbe la escasa vitalidad urbana de los nuevos tejidos.

Vaciando de sentido las precarias estructuras de sociabilidad que pudieran articularse en los espacios públicos y subsumiéndolas en un espacio acotado, accesible solo en automóvil, regido por normas y reglamentos estrictamente privados. Es la paradoja del espacio público desierto ( cuando no degradado o amenazante) y de un espacio privado, estilizado con la ayuda de los más espectaculares recursos del diseño, convertido a todos los efectos en el único espacio de uso colectivo significante.

A estos espacios, junto con los aeropuertos, los grandes intercambiadores de transporte, etc, los denominó Marc Augè (1993) los “no lugares de la sobremodernidad”. Por contraste con los “lugares”urbanos con historia, soporte de vínculos sociales y de experiencias compartidas, paisajes  construidos con parsimonia, en permanente y lenta evolución, en consonancia con las vidas y los avatares de los que los usan y habitan.

Pero ahora, como señala J.L:Pardo, los no-lugares, concebidos en principio como meros vacíos entre lugares determinados, van extendiendo su dominio y avanzando en su ocupación del territorio(..), hasta el punto de competir en magnitud e importancia con los lugares propiamente dichos—y a veces de triunfar indiscutiblemente sobre estos últimos—(..)[5].

De ahí el temor reciente (2003) expresado por Augè de que los nuevos barrios de tantas ciudades se acaben asemejando a esas ciudades genéricas (Koolhaas) que se parecen a sus aeropuertos, que son no-lugares en sentido estricto, lugares basura [6].

Por eso Pardo propone concebir el no-lugar como un eufemismo del lugar-basura, la ciudad genérica como una metáfora de la ciudad-basura, una ciudad que no dejará ruinas, que tendrá tan solo una existencia efímera para mutar al cabo de algunos decenios en otra expresión de basura urbanística.

Más radical, también más confuso, es Koolhaas en su contribución al libro de Basurama antes citado: El espacio basura es la suma de todos nuestros logros actuales, hemos construido más que todas las generaciones anteriores juntas pero de alguna forma se nos medirá por el mismo baremo(..).El tráfico es espacio basura(..); la red de carreteras al completo es espacio basura(..).El Sello Basura® es la nueva arquitectura [7].

Lo que se rechaza de las nuevas periferias residenciales es su carácter de producto “instantáneo” y altamente especializado; su ausencia de capas, de memoria , de mestizaje; la monotonía de sus inacabables calles vacías, zonas verdes vacías, plazas inexistentes o sobredimensionadas y vacías; la triste corrección insolidaria de sus repetidas arquitecturas; la empalagosa vulgar grandilocuencia de sus voraces Centros Comerciales; la deshumanizada mecánica de sus carreteras de acceso, atestadas de automóviles cuando amanece y al atardecer; su profusión de parabólicas intentando captar el significado profundo de triviales mensajes cifrados; la obsesión con que videocámaras y carteles de empresas de seguridad avisan de la presencia de peligros difusos.

Y sin embargo esas periferias privilegiadas—en contraste con las ciertamente más dilatadas y pobladas de los países que antes llamábamos Tercer Mundo, que no cuentan con agua potable, alcantarillado, acondicionamientos térmicos, etc—son la única alternativa que se ofrece a los jóvenes, ante la insoportable escalada de los precios en los “lugares” de la ciudad que muchos de ellos preferirían. Así como los Centros comerciales abiertos hasta las 10 de la noche o en domingo, son su única alternativa para aprovisionarse en su situación de trabajadores autónomos, subcontratados o eventuales, en su situación de no-empleo o deempleo-basura como diría J.L.Pardo.

 

4.

Estos barrios basura, esta ciudad basura, son los que rechazan las Escuelas de Arquitectura, las revistas de arquitectura [8], las exposiciones de arquitectura ( la de Basurama en la Casa Encendida sería la excepción que confirma la regla).

Puesto que la mayor parte , casi la totalidad, de lo que se construye es arquitectura basura y urbanismo basura—se nos dice—cerremos puertas y ventanas a una realidad tan grosera y dediquémonos tan solo a construir y a glosar algunos “objetos exquisitos”, unos pocos edificios vanguardistas y ensimismados. Cuanto más descontextualizados, mejor, cuanto más desconocedores del “horror” que les rodea, mejor.

En mi opinión, esta visión elitista, descomprometida de la arquitectura y del diseño urbano, no es , precisamente—como se quiere creer o hacer creer– la negación de la realidad construida basura. Es más bien su complemento perfecto, incluso necesario: los prestigiosos edificios-basura que aportan una pretendida disidencia estética a los barrios y ciudades basura en que se insertan; sin solucionar ninguno de sus problemas, con frecuencia agravándolos; meros exponentes de la necesaria jerarquía en que se basan las tribus profesionales y de su contribución al imprescindible marketing urbano de las ciudades en los mercados globales.

Esta visión elitista, que se quiere radical e innovadora, domina la cultura arquitectónica, proporcionando interesantes réditos a sus beneficiarios pero también no pocos problemas  a la sociedad y a bastantes futuros profesionales:

  • permite obviar las posturas siempre fatigosas, incluso anticuadas, atentas al análisis crítico de la realidad y a la propuesta de soluciones alternativas, aunque sean parciales o posibilistas.
  • permite intervenir con buena conciencia en la construcción de algún edificio singular que ignore su entorno, sin mayores pretensiones que convertirse en icono publicable y en objeto de admiración abstraída. Piénsese, por poner tan solo un ejemplo, en la autista y más que discutible inserción del edificio de MVRDV/ Blanca Lleó en Sanchinarro, prototipo de barrio basura presidido por un totémico Hipercor. Aparte del dudoso privilegio de habitar a 50 metros de altura sobre una viga–puente que salva un monumental “agujero” ( señal certera de adscripción a la “vanguardia “), se debe señalar que la torre se convierte en hito de un lugar vacío: un auténtico lugar-basura, como se puede calificar con justeza la especie de informe descampado que rodea el edificio, cuya más señalada aportación urbanística sería el acceso al aparcamiento subterráneo de los residentes.
  • permite apartar la atención de la universidad y de los universitarios de la crisis de la ciudad actual y de sus posibles soluciones; radicales, si se sigue confiando en alguna utopía, pero también graduales o tentativas. Es necesario formular de nuevo proyectos territoriales responsables ,que vayan más allá de la lógica fragmentaria y extensiva de los operadores al uso. También proyectos residenciales comprometidos, que estarán en las antípodas de lo que hace Paco “El Pocero” en Seseña y buena parte de la iniciativa privada; pero también de los erráticos encargos de edificios aislados de prestigio que hace la Empresa Municipal de la Vivienda madrileña o de las decisiones de jurados de”figuras” que premian despropósitos como la, afortunadamente no realizada, Ciudad Levante de Córdoba [9].
  • dejan sin instrumentos ni criterios—o lo que es peor con criterios que no ayudan a dar respuestas a los problemas profesionales de la vida real—al 95% de los jóvenes titulados que, al no ser “genios” ni tener posibilidad alguna de incorporarse al carro de los happy few del star-system arquitectónico, deberán ganarse la vida en los pliegues del Tsunami. Y que podrían incidir a través de múltiples actuaciones puntuales sensatas y responsables en esas mejoras graduales que aporten algo más de calidad a los denostados barrios y tejidos de nuestra problemática actualidad urbana. Habría que recordar aquí las recientes de Félix Claus: En todas las universidades del mundo millones de estudiantes tratan de convertirse en genios, pero esta claro que esto es imposible(..) la tragedia de la arquitectura es que muchos arquitectos que podrían ser buenos, correctos profesionales, se empeñan en ser genios” [10].

 

Artículo cedido por el autor.

Ilustraciones

2.

1. Crecimiento de Villanueva de la Cañada en el NO del área metropolitana de Madrid entre 1957 y 2003. El paso de un pequeño municipio rural y ganadero a ciudad-dormitorio de baja densidad, arquetipo de las promociones de adosados y pareados en pequeñas urbanizaciones cerradas que caracterizan las nuevas periferias ( Observatorio de la Sostenibilidad en España, 2006, Cambios de la ocupación del suelo en España, pp 130-131).

2. Suelos urbanizados en el área metropolitana de Barcelona entre 1977 y 2000: todas las zonas coloreadas en rojo, naranja y rosa. Suponen un total de 206 kmc., lo que significa un incremento del 36% en relación al suelo urbanizado y ocupado en 1977 ( Cátedra de Urbanística, ETS Arquitectura del Vallés, 2006, Transformacions urbanitzadores 1977-2000.Area metropolitana y regió urbana de Barcelona, pp35).

3.




3. Tres imágenes de la ciudad-basura actual: vertedero de chatarra, obras de soterrramiento de la M-30 en Madrid y nuevo barrio en Seseña, Toledo, promovido por Paco “el Pocero” al lado de la nueva radial a Toledo ( Basurama, op.cit., 2006, cubierta).

4. Planimetría analítica del nuevo distrito residencial de Boadilla Oeste, 247 Has., 7191 viviendas. Esta expansión es paradigmática de los nuevos tipos edificatorios y formas de agrupación de la vivienda suburbana para las clases medias altas en el área metropolitana de Madrid ( R. López de Lucio, op. cit., 2004, pp 79).

4.

5. Sanchinarro, Madrid: plantas inferiores y entorno del edificio de vivienda protegida de MVRDV/ Blanca Lleó ; manzana de viviendas de precio libre, aceras y límite de parcela. El contraste entre el tratamiento del espacio libre de parcela y la configuración del espacio público en ambos edificios arroja un saldo indudablemente favorable a la 2ª opción, pese a su convencionalismo.

6. El Tsunami urbanizador, versión fashion. Propuestas para el Concurso Internacional Ciudad Levante en Córdoba, 2001, 240 Has. y un millón de metros cuadrados edificables ( Arquitectura COAM, nº 328, 2002, pp 62)

 

Notas

1. Fernández Durán, Ramón, 2006, El tsunami urbanizador español y mundial, Virus Editorial, Barcelona. Texto en pdf  [ http://www.nodo50.org/ramonfd/tsunami_urbanizador.pdf ]

2. Basurama, 2006, Distorsiones Urbanas/ Urban Distorsions, La Casa Encendida, Madrid.

3. Augé, Marc, 1993, Los “no lugares”, espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad, Gedisa, Barcelona.

4. Ministerio de Fomento/ Instituto Geográfico Nacional, 2004, Proyecto Europeo Corine Land Cover.

5. Pardo, José Luis, 2006, Nunca fue tan hermosa la basura, en Basurama, op.cit., pp 54-65.

6. Augé, Marc, 2003, El tiempo en ruinas, Gedisa, Barcelona.

7. Koolhaas, Rem, 2006, Espacio Basura, en Basurama, op.cit., pp 112-127.

8. López de Lucio, Ramón, 2004, Morfología y caracterísicas de las nuevas periferias. Nueve paisajes residenciales en la región urbana de Madrid, URBAN, Revista del Departamento de Urbanística y Ordenación del Territorio, ETSAM, pp 56-80. 

9. Arquitectura COAM, 2002, Concurso Internacional de Ideas Ciudad Levante en Córdoba,  nº 328, pp 62-79.

10. Zabalbescoa, Anatxu, 2006, Entrevista con Félix Claus, Una buena ciudad es mejor que una buena casa, El País, 26 Agosto.

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