RUS Quito I. Diálogo con la comunidad.

El sur de Quito y el Pichincha

Quito es una ciudad lineal, fácil de orientarse por la presencia al oeste del enorme volcán Pichincha. Marcada fuertemente por la separación física y simbólica entre el norte y el sur, separados por el Monte del Panecillo, justo en el centro histórico. Una separación social y cultural muy fuerte. El norte apenas se relaciona con el sur y viceversa.

Este es el contexto inicial en el que se está desarrollando RUS Quito, un proyecto que consiste en la construcción/acondicionamiento de un espacio de carácter público donde se favorezca el intercambio social y cultural entre diferentes agentes. Para ello estamos trabajando con el colectivo de arquitectos Al Borde en la ideación y construcción del espacio a partir de material desechado y con Tranvía Cero, que han gestionado la relación con la comunidad, ya que el proyecto se enmarca dentro del Encuentro de Arte Urbano AL ZUR-ICH 2011 que organizan ellos y que tiene como marco el arte urbano y la comunidad. Se están llevando a cabo otros siete proyectos, principalmente de artistas ecuatorianos.

El objetivo inicial era provocar un marco global de cooperación entre agentes diversos que habitualmente no trabajan conjuntamente. En un plano diferente también se planteaba un cruce entre el “Norte” y el “Sur” de Quito, entendidos ambos términos en un sentido literal y conceptual. Se trata de generar conexiones entre ámbitos urbanos que habitualmente son independientes y permanecen estancos. Un intercambio cultural en dos direcciones de aprendizaje mutuo. Aunque se mantiene la idea básica de intercambio cultural, este objetivo de cruces entre el «Norte» y el «Sur»se ha modificado y adaptado al entrar en el proyecto un actor importante: la «comunidad» que gestiona el espacio de la intervención.

La primera semana ha consistido en elegir este lugar, un espacio abierto al barrio (pero cerrado con vallas) gestionado por una comunidad de un barrio al sur de Quito, la Ferroviaria Alta. Se trata del centro cultural Pacha Callari, un pequeño proyecto cultural construido y autogestionado por los propios vecinos del barrio donde se imparten clases de danza folclórica, música y una escuela de arte. Por falta de tiempo, al tratarse de un proyecto intensivo de tres semanas, no se pudo concretar el proyecto inicial en La Mena 2 (otro barrio al sur) con una historia interesante de luchas vecinales y tradición inmigrante.

A partir de ahí, se realizaron dos transparentes jornadas de diálogo con la comunidad, con los que gestionan y usan el centro cultural. Se habló de deseos, de sueños, de futuro y sobre todo de pasado e identidad. Se evitó preguntar directamente ¿Qué necisidades tienen? y en cambio indagar a cerca de ¿Quiénes sois?. Se elaboraron dinámicas para conocer cómo se relacionan con el barrio, qué percepción tiene el centro cultural desde los otros vecinos, la necesidad o no de abrirse a todos, la ilusión de consolidarse una referencia de autogestión cultural en la ciudad y afloró el clásico miedo de la inseguridad, la necesidad de vallar el espacio, etc.

Al participar en el festival AL ZUR-ICH (arte y comunidad) sumado al deseo de  apropiación y continuidad del proyecto hacen de RUS Quito el primer proyecto de la serie de RUS que trabaja directamente con una comunidad que no sea de artistas o de recicladores. Pero, ¿qué es exactamente » una comunidad»? ¿qué significa trabajar con «la comunidad»? ¿qué papel tiene el arte en este tipo de proyectos procesuales? ¿y la arquitectura?. Muchas preguntas por responder en el proceso y muchas más por generar.

También durante esta primera semana hemos estado trabajando en la consecución de basura, es decir, los materiales para la construcción física del proyecto. Como siempre, en latinoamérica encontrar basura no es fácil, ya que casi nada es basura y todo se vende. Gracias a la gestión de Mundo Juvenil, que ya tenía contactos con empresas con excedencias de material debido a un taller realizado hace unos meses con Santi Cirujeda y los Makea, pudimos conseguir un pequeño abanico de posibilidades. Finalmente se ha decidido trabajar con lona (de publicidad y de un castillo hinchable) y madera sobrante de una empresa de columpios (palets y madera variada).

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